Esta entrada la escribí estando embarazada. Mi bebé está en el mundo desde hace casi cuatro meses y ahora comprendo muchas cosas... otras no.
Cada embarazo es diferente y esta es mi experiencia personal. La mía y solo mía. Y no tiene que coincidir con ninguna otra.
Cada embarazo es diferente y esta es mi experiencia personal. La mía y solo mía. Y no tiene que coincidir con ninguna otra.
Nunca fui una persona a la que le atrajeran los niños, para qué negarlo. Mi falta de interés durante toda mi vida era tal que cuando le dije a Mamá Envuelta en Crema que ella iba a ser abuela no salía de su asombro: "¿Tú?". Me conocía de sobra y sabía que el trato con los niños no era lo mío. ¿El motivo? Lo desconozco, pero era la realidad y el mundo en general preguntaba que cuándo el Señor Untado en Crema y yo íbamos a tener hijos. Dándolo por hecho, preguntando sin tapujos y sin comprender cómo era posible que no estuviéramos empujando un carro al son de un sonajero. (Ahora que mi bebé está en el mundo resulta que el sonajero es lo que a día de hoy menos uso). Eso sí, una vez que el bebé ya estaba en camino el mundo preguntaba si era deseado o un error... Para nada me sentó mal, puesto que había renegado de la maternidad desde que aprendí a hablar. (Ahora el mundo entero me pregunta cuándo le vamos a dar un hermanito).
1) SENTIMIENTO MATERNAL, ¿ESO QUÉ ES?
2) LA GRAN DECISIÓN
3) ASÍ SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA
4) UNA ALUBIA CON LATIDO
5) SÍNTOMAS QUE TE DEJAN KO
6) RENUNCIO A...
7) TRANSFÓRMATE EN NIÑA
8) MOMENTO BONITO, ¡TE ENCONTRÉ!
9) ¿DEPRESIÓN? ¿ANTOJOS? ¿Y MORFEO?
10) 37 SEMANAS Y MEDIA... NO TE CONFÍES (preeclampsia)
11) ¿EL EMBARAZO SE OLVIDA?
12) ¿QUÉ NO OLVIDO?
1) SENTIMIENTO MATERNAL, ¿ESO QUÉ ES?
El caso es que lo veía como algo lejano o como algo que tampoco tenía que pasarme a mí, porque era una opción. Si llegaba el momento, quizás sí me hubiera tirado a la piscina pero ese momento jamás llegaba. Es entonces aprendes que el momento no llega, sino que se crea y para ello tienes que poner de tu parte. (Ahora que mi bebé está en el mundo me uno a todas aquellas parejas que aseguran que deberían haberlo hecho antes). Y quizás el paso del tiempo tenga mucho que ver en esto o bien el responsable sea el sentimiento maternal.
Sentimiento maternal... mis amigas me contaban lo que era y lo buscaba en mí, pero yo no lo encontraba. Me preguntaba: ¿eso cuándo llega? ¿se compra? ¿o viene de regalo en las canastillas de bebés? Si tenía que esperar a tener sentimiento maternal, íbamos a seguir los dos solos. (Ahora que mi bebé está en el mundo te puedo decir que a mí me vino en el cuarto mes de embarazo de manera "ficticia" y totalmente real en el mismo momento en que me pusieron al bebé encima... era de color morado y estaba hinchada la pobrecita mía, pero le dije que la iba a querer toda la vida).
Y si me ponía a pensarlo, nunca iba a ser buen momento para dejar de pensar en mí misma porque nunca sabes el tipo de embarazo que te va a tocar tener hasta que estás metida de lleno. Puede sonar egoísta pero toda persona sin hijos vive para su body (ahora que mi bebé está en el mundo he aprendido que el "body" es ropa y que es tremendamente útil). Sí, también para la pareja, para la familia y los amigos, pero en resumen, para tu propio cuerpo, sin tener que dormir con un ojo abierto y sin vivir eternamente preocupada. En concreto, es ese cuerpo que intentas mantener esbelto y que de repente ves cómo muta. ¿Suena superficial? Puede, pero es la realidad que se vive mientras no se tiene hijos y hay que estar preparada para lo que se avecina. (Mi bebé no es un problema, pero mi cuerpo no es el de antes... eso sí te lo digo. Y me miro la barriga preguntándome si no habrá alguien más ahí dentro porque tanto no como).
Sentimiento maternal... mis amigas me contaban lo que era y lo buscaba en mí, pero yo no lo encontraba. Me preguntaba: ¿eso cuándo llega? ¿se compra? ¿o viene de regalo en las canastillas de bebés? Si tenía que esperar a tener sentimiento maternal, íbamos a seguir los dos solos. (Ahora que mi bebé está en el mundo te puedo decir que a mí me vino en el cuarto mes de embarazo de manera "ficticia" y totalmente real en el mismo momento en que me pusieron al bebé encima... era de color morado y estaba hinchada la pobrecita mía, pero le dije que la iba a querer toda la vida).
Y si me ponía a pensarlo, nunca iba a ser buen momento para dejar de pensar en mí misma porque nunca sabes el tipo de embarazo que te va a tocar tener hasta que estás metida de lleno. Puede sonar egoísta pero toda persona sin hijos vive para su body (ahora que mi bebé está en el mundo he aprendido que el "body" es ropa y que es tremendamente útil). Sí, también para la pareja, para la familia y los amigos, pero en resumen, para tu propio cuerpo, sin tener que dormir con un ojo abierto y sin vivir eternamente preocupada. En concreto, es ese cuerpo que intentas mantener esbelto y que de repente ves cómo muta. ¿Suena superficial? Puede, pero es la realidad que se vive mientras no se tiene hijos y hay que estar preparada para lo que se avecina. (Mi bebé no es un problema, pero mi cuerpo no es el de antes... eso sí te lo digo. Y me miro la barriga preguntándome si no habrá alguien más ahí dentro porque tanto no como).
Más allá del cuerpo, sabía de sobra que un bebé cambiaba la vida y esa nueva vida que llevaban mis amigas y conocidas no es que me encantara. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que sí me gusta... No concibo la vida sin ella y no comprendo cómo era de esa manera... eso sí, entiendo a la perfección a aquellas personas que no soportan a los niños y no les exijo que tengan que ver a Baby cremosita... aunque es un bebé muy cuqui ;-) ).
Siempre recuerdo las caras de las parejas por la calle con el carro y su hijo... rara vez iban felices, al menos en apariencia. Detrás de esos rostros seguro que había mucho más que lo visible e imposible de exteriorizar, y al final lo que se les notaría era la falta de sueño. No se les puede prejuzgar, pero era lo que veía y menos me atraía la idea. (Mi bebé ya está en el mundo y ahora los entiendo... puede haber cansancio, opiniones gratuitas y comentarios que te persiguen y que ya ni sabes cómo contrarrestar, gestos que no acaban de agradarte...).
De cualquier manera, aquello de la maternidad no me parecía atractivo, nunca fui de cuidar de muñecos al estilo mami (sentí siempre auténtico rechazo por el famoso Baby feber y su cambiador de pañales porque yo con cinco años no me veía esclava de un trozo de plástico con necesidades) y el olor a Nenuco, menos todavía (nunca lo he soportado, aunque tiene muchos adeptos), por lo que quizás aquello de la maternidad no era para mí. (Ahora que mi bebé está en el mundo te digo que cambiar un pañal no es para tanto, aunque sigo sin soportar el olor a Nenuco).
Siempre recuerdo las caras de las parejas por la calle con el carro y su hijo... rara vez iban felices, al menos en apariencia. Detrás de esos rostros seguro que había mucho más que lo visible e imposible de exteriorizar, y al final lo que se les notaría era la falta de sueño. No se les puede prejuzgar, pero era lo que veía y menos me atraía la idea. (Mi bebé ya está en el mundo y ahora los entiendo... puede haber cansancio, opiniones gratuitas y comentarios que te persiguen y que ya ni sabes cómo contrarrestar, gestos que no acaban de agradarte...).
De cualquier manera, aquello de la maternidad no me parecía atractivo, nunca fui de cuidar de muñecos al estilo mami (sentí siempre auténtico rechazo por el famoso Baby feber y su cambiador de pañales porque yo con cinco años no me veía esclava de un trozo de plástico con necesidades) y el olor a Nenuco, menos todavía (nunca lo he soportado, aunque tiene muchos adeptos), por lo que quizás aquello de la maternidad no era para mí. (Ahora que mi bebé está en el mundo te digo que cambiar un pañal no es para tanto, aunque sigo sin soportar el olor a Nenuco).
2) LA GRAN DECISIÓN
El caso es que el Señor Untado en Crema, a pesar de todo, después de tanto tiempo juntos habíamos hablado en más de una ocasión sobre el tema y los dos sudábamos. Tampoco es que los niños, que no tienen culpa de nada, le gustaran... Así que era un empate. Lo que sí teníamos claro es que queríamos tener familia por lo que en algún momento nos teníamos que decidir. Mientras, lo alargábamos en el tiempo todo lo posible, aunque algo nos decía que si no lo hacíamos, con 50 años nos arrepentiríamos de ello. Y ya no habría vuelta atrás. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que es la mejor decisión que hemos tomado).
Sé que hay mucha gente que piensa como yo pero es políticamente incorrecto decirlo porque como somos mujeres debemos estar programadas para parir (ahora que mi bebé está en el mundo tengo fundamento para decir que ojalá yo hubiera sido el hombre) y también está feo pensar en una misma, quejarse (si te preguntan cómo estás tampoco puedes decir que mal o regular porque eres una "quejica" que no aguanta nada) u opinar (claro, para qué vas a opinar si el mundo ya se encarga de ello... pues yo opino porque sí, porque el dolor duele y no por tener que soportarlo soy más fuerte ni mejor que los demás). Queda mejor decir qué bien que estoy embarazada y aguantar el tirón, porque el embarazo, aunque se lleve mal, es precioso y, además, ¡qué pensarán los demás! Diferente es lo que se pueda sentir cuando ya tienes al bebé entre los brazos y le miras la cara, pero el embarazo es antes del nacimiento. Y se confunden ambos términos. Yo hablo de mi embarazo sin culpar de nada al bebé.
El caso es que el Señor Untado en Crema, a pesar de todo, después de tanto tiempo juntos habíamos hablado en más de una ocasión sobre el tema y los dos sudábamos. Tampoco es que los niños, que no tienen culpa de nada, le gustaran... Así que era un empate. Lo que sí teníamos claro es que queríamos tener familia por lo que en algún momento nos teníamos que decidir. Mientras, lo alargábamos en el tiempo todo lo posible, aunque algo nos decía que si no lo hacíamos, con 50 años nos arrepentiríamos de ello. Y ya no habría vuelta atrás. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que es la mejor decisión que hemos tomado).
Sé que hay mucha gente que piensa como yo pero es políticamente incorrecto decirlo porque como somos mujeres debemos estar programadas para parir (ahora que mi bebé está en el mundo tengo fundamento para decir que ojalá yo hubiera sido el hombre) y también está feo pensar en una misma, quejarse (si te preguntan cómo estás tampoco puedes decir que mal o regular porque eres una "quejica" que no aguanta nada) u opinar (claro, para qué vas a opinar si el mundo ya se encarga de ello... pues yo opino porque sí, porque el dolor duele y no por tener que soportarlo soy más fuerte ni mejor que los demás). Queda mejor decir qué bien que estoy embarazada y aguantar el tirón, porque el embarazo, aunque se lleve mal, es precioso y, además, ¡qué pensarán los demás! Diferente es lo que se pueda sentir cuando ya tienes al bebé entre los brazos y le miras la cara, pero el embarazo es antes del nacimiento. Y se confunden ambos términos. Yo hablo de mi embarazo sin culpar de nada al bebé.
3) ASÍ SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA
Y después de todas esas dudas y de todos los inconvenientes que pensábamos que tenía el ser padres, decidimos dejarlos de lado y ese momento llegó. El pasado agosto de 2016 me quedaba menos de un mes para cumplir los 35 y, sinceramente, pensábamos que era pronto pero era ahora o nunca, porque mientras aquello "cuajaba" podían pasar años y estaría más cerca de los 40. ¿Y si alguno era estéril? ¿y si éramos incompatibles?
Y después de todas esas dudas y de todos los inconvenientes que pensábamos que tenía el ser padres, decidimos dejarlos de lado y ese momento llegó. El pasado agosto de 2016 me quedaba menos de un mes para cumplir los 35 y, sinceramente, pensábamos que era pronto pero era ahora o nunca, porque mientras aquello "cuajaba" podían pasar años y estaría más cerca de los 40. ¿Y si alguno era estéril? ¿y si éramos incompatibles?
Pues bien, al par de semanas ambos nos fuimos de vacaciones e hicimos una ruta maravillosa por Polonia, República Checa y Alemania. No sé ni cuántos kilómetros hicimos en coche ni sabíamos que ya nos íbamos a despedir de nuestros viajes... Aunque me sentía bien, lo cierto es que mi piel mixta se transformó en grasa, el pecho creció más de la cuenta y la regla no llegaba, pero los dolores menstruales no me abandonaban. A esto había que sumarle que toda la comida me sentaba muy bien, cuando yo tengo serios problemas de estómago porque soy intolerante a la lactosa (y prácticamente todo tiene trazas). Y el remate: no podía ni andar del cansancio aunque hubiera dormido mucho y estuviera recién levantada por la mañana.
Como es lógico nos pasamos el viaje pensando en que íbamos a ser tres. No sabíamos qué cara poner porque era muy nuevo para nosotros y,aunque no estaba confirmado, notaba que algo pasaba.
4) UNA ALUBIA CON LATIDO
A las dos semanas volvimos a Sevilla y nos fuimos unos días a la playa antes de reincorporarnos al trabajo. Y ahí empezó mi gran pesadilla... empecé a tener tantos mareos (hasta sentada y acostada, e incluso con los ojos cerrados) y a vomitar como si no hubiera mañana. Esos síntomas eran tan persistentes que no los podía soportar. (Ahora lo pienso y quiero llorar... pero miro a Baby cremosita y se me pone cara de tonta). La parte buena era que la piel la tenía preciosa y el pelo suelto y sedoso.
Cuando fui al médico no hubo duda: embarazo positivo. Y ya había un saquito de un mes con forma de alubia y con latido. Shock. Así de claro. Buscado y deseado pero, la gracia es que me tocaba parir, algo que al pensarlo me aterraba porque no me veía siendo capaz de sobrevivir.
¿Tan fácil? ¿tan pronto? ¿no se tardaba más tiempo? (ahora que mi bebé está en el mundo y he conocido a parejas deseando ser padres y no pueden cumplir su sueño, me doy cuenta de que la vida es muy injusta en muchos sentidos) ¿y si la leyenda contaba que el embarazo era tan bonito y en realidad es un estado fisiológico, y no una enfermedad, por qué motivo me sentía tan enferma? ¿por qué no me sentía como las fotos de las embarazadas a las que se les veía tan felices pintando las paredes del cuarto del bebé en rosa o azul? ¿por qué me parecía todo tan nuevo? (ahora que mi bebé está en el mundo todo me parece muy normal y me refiero a ello en pasado, como si hubieran pasado años y fue hace cuatro meses). Hablo de mí, pero la cara del Señor Untado en Crema era para verla. ¿Ilusionado? Sí, pero con la misma incertidumbre que yo y sin saber qué hacer al verme tan mal.
5) SÍNTOMAS QUE TE DEJAN KO
A partir de ese segundo mes mi vida fue una auténtica pesadilla. Siempre se habla de los síntomas "normales" del embarazo pero los míos iban más allá. ¿Era porque yo pensaba que estaba peor que el resto de las embarazadas del mundo? Según el médico, no.
Normalmente se tienen algunos síntomas durante los tres primeros meses pero, en mi caso, se prolongaron durante todo el embarazo. Era imposible estar contenta teniendo que ir cada vez por tres en urgencias, viviendo pegada a las famosas pastillas Cariban para cortar el vómito (aunque realmente son para el insomnio por lo que estaba adormilada durante todo el día) y con mareos de los de verdad (hasta entonces no conocí el verdadero significado de la palabra "mareo"). Me llegaron a inyectar un fármaco que le ponen a los enfermos oncológicos después de la quimioterapia para mitigar las náuseas... eso sí me hacía más efecto, pero no estaba permitido para llevar a casa.
Solo hay que imaginarse con fatiga durante las 24 horas (más soportables por las mañanas), náuseas (al enjuagarte la boca, al oler cualquier cosa que hasta la fecha te agradaba), acidez, reflujo, vómitos continuos (y no por evacuar te quedas bien, sino que sientes que mueres y vuelves a vomitar)... así durante ocho meses (digo 8 meses y no 9, porque el primer mes no estuve así).
Los olores me perseguían (porque estando embarazada se intensifican más llegando a ser sofocantes) y, para colmos, me hacían vomitar más. No soportaba los típicos olores fétidos, pero tampoco los de la comida; le cogí asco al pescado hasta tal punto de que me enfermara que alguien se comiera una gamba a mi lado (ahora que mi bebé está en el mundo vuelvo a comer gambas con la misma rapidez que las pipas) y hasta me molestaban los aromas de cosméticos y perfumes que usaba siempre.
Me miraba al espejo y me decía: "¿desde cuándo eres tan delicadita?". No es que lo fuera, es que el embarazo es así. Quería luchar contra mi nueva situación pero era imposible.
6) RENUNCIO A...
A partir ese segundo mes del que hablaba ya renuncié a mi vida normal. Las fuerzas eran para trabajar y cuando acababa, no podía permitirme el lujo de salir (las cenas navideñas también se vieron afectadas), acudir a clases de lo que me gustara, hacer deporte... nada de nada. Ni responder a una llamada telefónica o contestar por Whatsapp. Era como una planta mustia y con los ojos cerrados que se encerraba en el baño por pura obligación (y del baño al sofá o la cama).
¿Por qué? Vomitaba sin parar, me sentía enferma y para una persona activa y acostumbrada a hacer muchas cosas durante el día era como cortarle las alas y dejarla agonizando en una jaula. Pasaban los días y nada cambiaba... y desde octubre hasta el final, igual. Pisaba muy poco la calle y siendo muy prudente.
Y el gran problema era tener que vivir en un mundo donde no existe ni la empatía necesaria ni el sentido común para imaginar cómo se encuentra una embarazada...
Después, me pasé los meses huyendo literalmente de las personas resfriadas porque resfriado que pillaba, resfriado que me duraba tres semanas. Y eran tres semanas con la nariz entaponada y ahogada en mocos, pasando las noches en vela y sintiéndome aún peor. Así de claro. El agua de mar para las fosas nasales no hace nada y el paracetamol menos si se compara con el prohibido ibuprofeno. (Ahora que mi bebé está en el mundo me tomo un ibuprofeno cuando quiero, porque ya sufrí bastante).
Dolor que tuviera, dolor que añadía a mi mochila. Porque claro, creo que durante el embarazo te permiten, como mucho, respirar. Pero hay mil componentes que pueden atravesar la placenta.
Sentía envidia por aquellos testimonios de quienes me habían asegurado que habían tenido un embarazo maravilloso donde solo sentían amor y ningún dolor ni malestar. A mí no me faltaba actitud desde luego, pero sí salud (por llamarlo de alguna manera porque no tenía enfermedad adicional). Aunque, después de todo, las cosas iban bien dentro de mi vientre y mi tormento no era una enfermedad mortal ni tenía que pasarme meses ingresada y postrada en una cama (porque eso también te puede pasar). Tenía que estar hasta agradecida porque el bebé seguía adelante. (Muchos otros bebés se quedan en el camino y es muy injusto).
7) TRANSFÓRMATE EN NIÑA
Entre tanta pena, mi gran ilusión -independientemente de que el bebé naciera sano- era que fuera niña. Sí, da igual el sexo pero era mi deseo porque me encanta la relación que tengo con Mamá Envuelta en Crema. Así que cuando conseguía abrir un ojo me miraba la barriga y le decía: "transfórmate en niña".
Primero me dijeron que tenía pinta de niño, luego que por la forma podía ser niña y después... Cuando ya me iban a decir el sexo definitivo del bebé, en la pantalla del ecógrafo nada más que veía prolongaciones. En cuestión de segundos acepté que era un niño y no pasaba nada, sería igualmente feliz. Había aceptado la "derrota" (por llamarlo de alguna manera) y ya está, con alegría porque, tal y como decía Mamá Envuelta en Crema, "a su casa venía". Pero entonces el ginecólogo, finalmente, dijo que era niña. Y yo no podía estar más contenta, ¡Baby Cremosita estaba en camino!
A partir de ese momento, cuando ya podía pensar en un nombre y todo estaba más claro, aunque seguía "enferma" mi relación con la barriga se volvió mucho más estrecha. Y no digo que fuera sentimiento maternal (¿o sí? ni idea) pero los pocos gramos que pesaba la niña ya me absorbieron el cerebro. También tengo que señalar el baile hormonal que recorría mi cuerpo... pero ya era otra historia.
8) MOMENTO BONITO, ¡TE ENCONTRÉ!
Entre tanto, me parecía mentira encontrar ese momento bonito con la barriga porque después de pasarme las horas en el cuarto de baño la verdad es que me quedaban ganas de muy poco. Y acostarme... un suplicio. Por no hablar de las visitas al ginecólogo y de la cantidad de pruebas y análisis por las que hay que pasar (nunca había ido tantas veces al médico en mi vida, y te aseguro que es duro terminar las curvas de la glucosa si se vomita a la vez).
Cuando empezó a moverse me chocaba porque... ¿algo moviéndose dentro de mí? (como si te tragas una rana). Pero se le coge cariño (menos mal, estarás pensando).
A los cuatro meses se notaban pequeños golpes. Pobrecita, qué poquita fuerza tenía. Y a partir del sexto mes ya me hacía daño... y en las últimas semanas los golpes me dejaban sin respiración. Como si me despegara la carne de las costillas (no es que sea bruta o exagerada, sino que era lo que sentía).
Entonces miraba atrás en el tiempo y echaba un ojo a esa primera ecografía donde, por ver algo, veía una alubia y esa alubia ya me generaba sentimientos.
Aparte, cuando tenía unas horas en las que me encontraba medio bien hacía compras para el bebé. Y otras veces aprovechaba cuando salía de trabajar y pasaba de vuelta a casa por delante de alguna tienda. Entraba veinte minutos y a casa a seguir "enferma" pero con optimismo, porque era la única manera de que Baby cremosita tuviera todo lo necesario cuando llegara a casa.
9) ¿DEPRESIÓN? ¿ANTOJOS? ¿Y MORFEO?
Llegué al tercer trimestre y me preguntaba: ¿el llanto diario del que hablan las embarazadas dónde está? ¿Y los antojos? Me podían apetecer cosas, pero el Señor Untado en Crema nunca salió a las dos de la mañana a comprarme un helado. ¿Y eso del sueño plácido? Salvo dos semanas en el tercer trimestre que me moría por dormir una siesta y el tiempo que me costó acostumbrarme al Cariban (al principio), lo de dormir a pierna suelta no supe lo que era.
En el tercer trimestre los dolores de espalda de verdad, que llegaban hasta la pierna, ya hacían acto de presencia ("mira esa coja", pensarían por la calle), las noches en vela, seguían algunos mareos, tenía acidez, pesaba más, me sentía torpe en cuanto al movimiento... No es que hubiera llegado el camino de rosas pero, sinceramente, lo firmaba porque seguía vomitando a diario pero en momentos puntuales me sentía mejor. Aquello era suficiente para mí después de los meses que había pasado. Sin embargo, mi mayor deseo era que la niña naciera bien y por fin dejar de estar embarazada. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que ni me ha gustado estar embarazada, ni lo echo de menos y que es la etapa más... ni sabría calificarla, por la que he pasado. ¿Triste decir esto? Puede, pero es la realidad. Sí tengo que decir que mi bebé me encanta, es el amor de mi vida y me hace feliz pero el trámite no me agrada).
10) 37 SEMANAS Y MEDIA... NO TE CONFÍES
En la semana 35 me hicieron los últimos análisis y todo evolucionaba favorablemente. Ya solo quedaba esperar y estaba en la recta final. Cada vez quedaba menos... (aunque a mí me seguía pareciendo una eternidad).
El caso fue que se demostró que Baby cremosita y yo tenemos un ángel de la guarda que nos vigila de cerca porque hubo una médico de familia que, cuando ya no tocaban más análisis de ningún tipo por protocolo, se dio cuenta de que algo no marchaba bien con tan solo mirarme. Sí, se percató cuando el ginecólogo que llevaba mi embarazo me decía que todas las parturientas se hinchaban y que no me preocupara (estaba hinchada, sí, pero no era brutal). De repente, resultaba que, tras hacerme unos análisis de urgencias, tenía preeclampsia y si no quería terminar en eclampsia (algo que aparece en todas las lecturas durante el embarazo y que deseas que no te pase porque puedes terminar borrada del mapa), la niña tenía que nacer antes de tiempo.
En la exploración ginecológica me iniciaron el parto (separación de membranas) y me dieron cita para inducirme el parto para cinco días después. Durante ese tiempo tenía que tener cuidado, porque la bolsa podía romperse y ponerme de parto, por lo que tenía prohibido estar muy lejos de casa (era una especie de arresto domiciliario pero pudiendo salir por los alrededores).
Después de todo esto, como para pronunciar la frase de algunas amigas que me dicen que les encantaría vivir embarazadas, cuando mi frase era: "y ahora cómo salgo de esta".
Esos días fueron difíciles, dormía menos aún e hicieron que me planteara muchas cosas. Tenía que mantener la calma porque es lo que recomiendan en este tipo de complicaciones, así que decidí no hablar del tema. Tenía que estar tranquila en casa, acompañada de mi colección de síntomas, de la incertidumbre y de un tensiómetro. Esa fue la tarea principal que me mandaron, que me controlara la tensión. Solo me quedaba no darle importancia al diagnóstico, pasar de la proteinuria (total, es algo que no se veía) y confiar en que todo saldría bien.
Lo que viene después es:
- un parto programado a las 38 semanas y media muy inhumano y nada respetado, y no es que yo quisiera parir en un charco en medio de un bosque, pero hay cosas que no se pueden consentir
- un postparto doloroso e incómodo (en muchos sentidos) que no le deseo ni a mi peor enemigo
- una lista interminable de opinólogos y de frases "perla" (ahora comprendo todo lo que me han contado durante años mis amigas que son mamás y se quedan cortas...)
- un cambio de 180 grados en mi manera de pensar... mi prioridad es ahora Baby cremosita
- un agradecimiento eterno porque hoy Baby cremosita y yo estamos bien. Eso es lo que importa. Lo sé. Y es con lo que me quedo, pero si me baso en eso no te cuento mi experiencia y no habría post ;-)
De todo esto podría decir mucho más, pero no entran en el embarazo y darían para otro (u otros) post. Y tampoco sé si te interesaría.
11) ¿EL EMBARAZO SE OLVIDA?
Dicen que la mujer es capaz de olvidar todo lo pasado durante el embarazo. A mí, de momento, no se me olvida y me aterra verme de nuevo en esa piel.
¿Ha merecido la pena? Te digo un sí rotundo.
¿Podría haber sido peor? Claro que sí. Siempre hay algo mejor y algo peor.
¿Volvería a pasar por lo mismo? Sí, porque mi bebé es mi mayor tesoro. Y también porque cuando ya se ha pasado por ahí, lo puedes sobrellevar de otra manera (ya sabes a ciencia cierta cuál es la recompensa) y sabes que son 40 semanas y que, aunque parecen no tener fin, desde luego que termina.
También le das valor a esa frase que te decía la gente: "ya mismo tienes a tu bebé en tus brazos y te mirará". Ahora sé qué significa eso. Antes no sabía qué era querer como lo hago ahora y no valoraba a un ser humano en miniatura mirándote con los ojos como platos al mismo tiempo que hace pompitas con la boca. Y ahora sé cuánto me quiere Mamá Envuelta en Crema (bueno, me quería porque ahora que ha nacido mi bebé, Mamá Envuelta en Crema dice que es su bebé y cuando la veo entrar por la puerta a veces se le olvida saludarme porque se va directamente a comérsela a besos:-) )
Antes el parto me daba pánico y la intención era salir viva de él. Ahora lo concebiría de otra forma, como esa cita a ciegas de la que tantas madres hablan. Lo viviría como un: "te estaba esperando y por fin estás aquí".
12) ¿QUÉ NO OLVIDO?
- La soledad e incomprensión. Sí, claro que me llegué a sentir así.
- El cariño de la matrona. La llevo en el corazón porque supo ponerse en mi piel... su consulta era de los pocos sitios donde encontraba comprensión y no es que yo fuera llorando por las esquinas. Lo llevaba por dentro, pero cuando ella me hablaba encontraba algo que necesitaba.
- Las embarazadas y mamás que conocía en pasillos y ascensores, y ya no volvía a ver más. La barriga de embarazada es un reclamo para iniciar conversaciones y coincidí con todas las que odiaban estar o haber estado embarazadas. Eran momentos en los que me sentía arropada porque mi entorno había tenido embarazos idílicos.
- La mutación corporal (impacta) y el dolor de ombligo cuando se estiró (pensaba que se iba a romper, aunque por fortuna nunca se salió).
- A todas aquellas personas desconocidas que te prestaban su ayuda cuando ibas por la calle con tamaño de una mesa camilla y tambaleándote más que un paso de semana santa.
- A la médico de familia que nos salvó. Si no llega a darse cuenta de la preeclampsia no quiero saber qué podría haber pasado.
- A los sanitarios que me asistieron en el parto... me pregunto dónde dejaron el juramento hipocrático.
- La primera vez que vi a Baby cremosita y me puso un pie delante de la cara... sin palabras. Le toco los pies a diario porque me encantan :-)
- Cómo se ha portado Mamá Envuelta en Crema conmigo durante el embarazo, tras el parto y ahora. Inimitable. Ojalá Baby cremosita pueda decir esto de mí algún día.
- Cómo el Señor Untado en Crema cuidó de Baby Cremosita al nacer, cuando yo no podía levantarme sin ayuda de una grúa y mientras me retorcía de dolor. Y el padre en el que se ha convertido.
- A quienes consideran que Baby Cremosita forma parte de sus vidas. Me encanta que la quieran.
- A quienes puedo llamar AMIGA y con mayúsculas.
- A las amigas que han estado embarazadas al mismo tiempo que yo. La unión hace la fuerza, y sus bebés son tan especiales para mí como Baby cremosita lo es para ellas.
- A mis amigas mamás... fueron una grandísima ayuda (y lo siguen siendo).
- La sonrisa de una farmacéutica adorable que estaba embarazada al mismo tiempo que yo y con la que coincidía a veces. Estábamos casi del mismo tiempo y un día me quedé perpleja porque ya no tenía barriga... y estábamos a mitad de camino. Nunca le pregunté. Era evidente (y me lo confirmaron). Siempre me saluda, me habla con alegría y mira a Baby cremosita para ver cómo va creciendo. Estoy deseando volver a verla embarazada de nuevo... ya te decía que la vida es injusta.
A Baby Cremosita no la cambio por nada del mundo, me ha merecido mucho la pena y volvería a pasar por lo mismo con tal de tenerla conmigo, porque es mi vida y hasta me ha hecho mejor de lo que era. Vivo enamorada de ella. Pero no, no y no me ha gustado estar embazada.
Embarazo y maternidad deben diferenciarse y nunca confundirse. Embarazo y maternidad son tan diferentes...
¡Besos!
Otras entradas sobre embarazo:
* Qué cosmética usar durante el embarazo
Cuando fui al médico no hubo duda: embarazo positivo. Y ya había un saquito de un mes con forma de alubia y con latido. Shock. Así de claro. Buscado y deseado pero, la gracia es que me tocaba parir, algo que al pensarlo me aterraba porque no me veía siendo capaz de sobrevivir.
¿Tan fácil? ¿tan pronto? ¿no se tardaba más tiempo? (ahora que mi bebé está en el mundo y he conocido a parejas deseando ser padres y no pueden cumplir su sueño, me doy cuenta de que la vida es muy injusta en muchos sentidos) ¿y si la leyenda contaba que el embarazo era tan bonito y en realidad es un estado fisiológico, y no una enfermedad, por qué motivo me sentía tan enferma? ¿por qué no me sentía como las fotos de las embarazadas a las que se les veía tan felices pintando las paredes del cuarto del bebé en rosa o azul? ¿por qué me parecía todo tan nuevo? (ahora que mi bebé está en el mundo todo me parece muy normal y me refiero a ello en pasado, como si hubieran pasado años y fue hace cuatro meses). Hablo de mí, pero la cara del Señor Untado en Crema era para verla. ¿Ilusionado? Sí, pero con la misma incertidumbre que yo y sin saber qué hacer al verme tan mal.
Baby Cremosita es la manchita negra del centro :-) Su primera ecografía |
5) SÍNTOMAS QUE TE DEJAN KO
A partir de ese segundo mes mi vida fue una auténtica pesadilla. Siempre se habla de los síntomas "normales" del embarazo pero los míos iban más allá. ¿Era porque yo pensaba que estaba peor que el resto de las embarazadas del mundo? Según el médico, no.
Normalmente se tienen algunos síntomas durante los tres primeros meses pero, en mi caso, se prolongaron durante todo el embarazo. Era imposible estar contenta teniendo que ir cada vez por tres en urgencias, viviendo pegada a las famosas pastillas Cariban para cortar el vómito (aunque realmente son para el insomnio por lo que estaba adormilada durante todo el día) y con mareos de los de verdad (hasta entonces no conocí el verdadero significado de la palabra "mareo"). Me llegaron a inyectar un fármaco que le ponen a los enfermos oncológicos después de la quimioterapia para mitigar las náuseas... eso sí me hacía más efecto, pero no estaba permitido para llevar a casa.
Solo hay que imaginarse con fatiga durante las 24 horas (más soportables por las mañanas), náuseas (al enjuagarte la boca, al oler cualquier cosa que hasta la fecha te agradaba), acidez, reflujo, vómitos continuos (y no por evacuar te quedas bien, sino que sientes que mueres y vuelves a vomitar)... así durante ocho meses (digo 8 meses y no 9, porque el primer mes no estuve así).
Los olores me perseguían (porque estando embarazada se intensifican más llegando a ser sofocantes) y, para colmos, me hacían vomitar más. No soportaba los típicos olores fétidos, pero tampoco los de la comida; le cogí asco al pescado hasta tal punto de que me enfermara que alguien se comiera una gamba a mi lado (ahora que mi bebé está en el mundo vuelvo a comer gambas con la misma rapidez que las pipas) y hasta me molestaban los aromas de cosméticos y perfumes que usaba siempre.
Me miraba al espejo y me decía: "¿desde cuándo eres tan delicadita?". No es que lo fuera, es que el embarazo es así. Quería luchar contra mi nueva situación pero era imposible.
La historia de este patito te la conté en mi cuenta de Instagram |
6) RENUNCIO A...
A partir ese segundo mes del que hablaba ya renuncié a mi vida normal. Las fuerzas eran para trabajar y cuando acababa, no podía permitirme el lujo de salir (las cenas navideñas también se vieron afectadas), acudir a clases de lo que me gustara, hacer deporte... nada de nada. Ni responder a una llamada telefónica o contestar por Whatsapp. Era como una planta mustia y con los ojos cerrados que se encerraba en el baño por pura obligación (y del baño al sofá o la cama).
¿Por qué? Vomitaba sin parar, me sentía enferma y para una persona activa y acostumbrada a hacer muchas cosas durante el día era como cortarle las alas y dejarla agonizando en una jaula. Pasaban los días y nada cambiaba... y desde octubre hasta el final, igual. Pisaba muy poco la calle y siendo muy prudente.
Y el gran problema era tener que vivir en un mundo donde no existe ni la empatía necesaria ni el sentido común para imaginar cómo se encuentra una embarazada...
Después, me pasé los meses huyendo literalmente de las personas resfriadas porque resfriado que pillaba, resfriado que me duraba tres semanas. Y eran tres semanas con la nariz entaponada y ahogada en mocos, pasando las noches en vela y sintiéndome aún peor. Así de claro. El agua de mar para las fosas nasales no hace nada y el paracetamol menos si se compara con el prohibido ibuprofeno. (Ahora que mi bebé está en el mundo me tomo un ibuprofeno cuando quiero, porque ya sufrí bastante).
Dolor que tuviera, dolor que añadía a mi mochila. Porque claro, creo que durante el embarazo te permiten, como mucho, respirar. Pero hay mil componentes que pueden atravesar la placenta.
Sentía envidia por aquellos testimonios de quienes me habían asegurado que habían tenido un embarazo maravilloso donde solo sentían amor y ningún dolor ni malestar. A mí no me faltaba actitud desde luego, pero sí salud (por llamarlo de alguna manera porque no tenía enfermedad adicional). Aunque, después de todo, las cosas iban bien dentro de mi vientre y mi tormento no era una enfermedad mortal ni tenía que pasarme meses ingresada y postrada en una cama (porque eso también te puede pasar). Tenía que estar hasta agradecida porque el bebé seguía adelante. (Muchos otros bebés se quedan en el camino y es muy injusto).
7) TRANSFÓRMATE EN NIÑA
Entre tanta pena, mi gran ilusión -independientemente de que el bebé naciera sano- era que fuera niña. Sí, da igual el sexo pero era mi deseo porque me encanta la relación que tengo con Mamá Envuelta en Crema. Así que cuando conseguía abrir un ojo me miraba la barriga y le decía: "transfórmate en niña".
Primero me dijeron que tenía pinta de niño, luego que por la forma podía ser niña y después... Cuando ya me iban a decir el sexo definitivo del bebé, en la pantalla del ecógrafo nada más que veía prolongaciones. En cuestión de segundos acepté que era un niño y no pasaba nada, sería igualmente feliz. Había aceptado la "derrota" (por llamarlo de alguna manera) y ya está, con alegría porque, tal y como decía Mamá Envuelta en Crema, "a su casa venía". Pero entonces el ginecólogo, finalmente, dijo que era niña. Y yo no podía estar más contenta, ¡Baby Cremosita estaba en camino!
A partir de ese momento, cuando ya podía pensar en un nombre y todo estaba más claro, aunque seguía "enferma" mi relación con la barriga se volvió mucho más estrecha. Y no digo que fuera sentimiento maternal (¿o sí? ni idea) pero los pocos gramos que pesaba la niña ya me absorbieron el cerebro. También tengo que señalar el baile hormonal que recorría mi cuerpo... pero ya era otra historia.
8) MOMENTO BONITO, ¡TE ENCONTRÉ!
Entre tanto, me parecía mentira encontrar ese momento bonito con la barriga porque después de pasarme las horas en el cuarto de baño la verdad es que me quedaban ganas de muy poco. Y acostarme... un suplicio. Por no hablar de las visitas al ginecólogo y de la cantidad de pruebas y análisis por las que hay que pasar (nunca había ido tantas veces al médico en mi vida, y te aseguro que es duro terminar las curvas de la glucosa si se vomita a la vez).
Cuando empezó a moverse me chocaba porque... ¿algo moviéndose dentro de mí? (como si te tragas una rana). Pero se le coge cariño (menos mal, estarás pensando).
A los cuatro meses se notaban pequeños golpes. Pobrecita, qué poquita fuerza tenía. Y a partir del sexto mes ya me hacía daño... y en las últimas semanas los golpes me dejaban sin respiración. Como si me despegara la carne de las costillas (no es que sea bruta o exagerada, sino que era lo que sentía).
Entonces miraba atrás en el tiempo y echaba un ojo a esa primera ecografía donde, por ver algo, veía una alubia y esa alubia ya me generaba sentimientos.
Aparte, cuando tenía unas horas en las que me encontraba medio bien hacía compras para el bebé. Y otras veces aprovechaba cuando salía de trabajar y pasaba de vuelta a casa por delante de alguna tienda. Entraba veinte minutos y a casa a seguir "enferma" pero con optimismo, porque era la única manera de que Baby cremosita tuviera todo lo necesario cuando llegara a casa.
9) ¿DEPRESIÓN? ¿ANTOJOS? ¿Y MORFEO?
Llegué al tercer trimestre y me preguntaba: ¿el llanto diario del que hablan las embarazadas dónde está? ¿Y los antojos? Me podían apetecer cosas, pero el Señor Untado en Crema nunca salió a las dos de la mañana a comprarme un helado. ¿Y eso del sueño plácido? Salvo dos semanas en el tercer trimestre que me moría por dormir una siesta y el tiempo que me costó acostumbrarme al Cariban (al principio), lo de dormir a pierna suelta no supe lo que era.
En el tercer trimestre los dolores de espalda de verdad, que llegaban hasta la pierna, ya hacían acto de presencia ("mira esa coja", pensarían por la calle), las noches en vela, seguían algunos mareos, tenía acidez, pesaba más, me sentía torpe en cuanto al movimiento... No es que hubiera llegado el camino de rosas pero, sinceramente, lo firmaba porque seguía vomitando a diario pero en momentos puntuales me sentía mejor. Aquello era suficiente para mí después de los meses que había pasado. Sin embargo, mi mayor deseo era que la niña naciera bien y por fin dejar de estar embarazada. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que ni me ha gustado estar embarazada, ni lo echo de menos y que es la etapa más... ni sabría calificarla, por la que he pasado. ¿Triste decir esto? Puede, pero es la realidad. Sí tengo que decir que mi bebé me encanta, es el amor de mi vida y me hace feliz pero el trámite no me agrada).
10) 37 SEMANAS Y MEDIA... NO TE CONFÍES
En la semana 35 me hicieron los últimos análisis y todo evolucionaba favorablemente. Ya solo quedaba esperar y estaba en la recta final. Cada vez quedaba menos... (aunque a mí me seguía pareciendo una eternidad).
El caso fue que se demostró que Baby cremosita y yo tenemos un ángel de la guarda que nos vigila de cerca porque hubo una médico de familia que, cuando ya no tocaban más análisis de ningún tipo por protocolo, se dio cuenta de que algo no marchaba bien con tan solo mirarme. Sí, se percató cuando el ginecólogo que llevaba mi embarazo me decía que todas las parturientas se hinchaban y que no me preocupara (estaba hinchada, sí, pero no era brutal). De repente, resultaba que, tras hacerme unos análisis de urgencias, tenía preeclampsia y si no quería terminar en eclampsia (algo que aparece en todas las lecturas durante el embarazo y que deseas que no te pase porque puedes terminar borrada del mapa), la niña tenía que nacer antes de tiempo.
En la exploración ginecológica me iniciaron el parto (separación de membranas) y me dieron cita para inducirme el parto para cinco días después. Durante ese tiempo tenía que tener cuidado, porque la bolsa podía romperse y ponerme de parto, por lo que tenía prohibido estar muy lejos de casa (era una especie de arresto domiciliario pero pudiendo salir por los alrededores).
Después de todo esto, como para pronunciar la frase de algunas amigas que me dicen que les encantaría vivir embarazadas, cuando mi frase era: "y ahora cómo salgo de esta".
Esos días fueron difíciles, dormía menos aún e hicieron que me planteara muchas cosas. Tenía que mantener la calma porque es lo que recomiendan en este tipo de complicaciones, así que decidí no hablar del tema. Tenía que estar tranquila en casa, acompañada de mi colección de síntomas, de la incertidumbre y de un tensiómetro. Esa fue la tarea principal que me mandaron, que me controlara la tensión. Solo me quedaba no darle importancia al diagnóstico, pasar de la proteinuria (total, es algo que no se veía) y confiar en que todo saldría bien.
Lo que viene después es:
- un parto programado a las 38 semanas y media muy inhumano y nada respetado, y no es que yo quisiera parir en un charco en medio de un bosque, pero hay cosas que no se pueden consentir
- un postparto doloroso e incómodo (en muchos sentidos) que no le deseo ni a mi peor enemigo
- una lista interminable de opinólogos y de frases "perla" (ahora comprendo todo lo que me han contado durante años mis amigas que son mamás y se quedan cortas...)
- un cambio de 180 grados en mi manera de pensar... mi prioridad es ahora Baby cremosita
- un agradecimiento eterno porque hoy Baby cremosita y yo estamos bien. Eso es lo que importa. Lo sé. Y es con lo que me quedo, pero si me baso en eso no te cuento mi experiencia y no habría post ;-)
De todo esto podría decir mucho más, pero no entran en el embarazo y darían para otro (u otros) post. Y tampoco sé si te interesaría.
11) ¿EL EMBARAZO SE OLVIDA?
Dicen que la mujer es capaz de olvidar todo lo pasado durante el embarazo. A mí, de momento, no se me olvida y me aterra verme de nuevo en esa piel.
¿Ha merecido la pena? Te digo un sí rotundo.
¿Podría haber sido peor? Claro que sí. Siempre hay algo mejor y algo peor.
¿Volvería a pasar por lo mismo? Sí, porque mi bebé es mi mayor tesoro. Y también porque cuando ya se ha pasado por ahí, lo puedes sobrellevar de otra manera (ya sabes a ciencia cierta cuál es la recompensa) y sabes que son 40 semanas y que, aunque parecen no tener fin, desde luego que termina.
También le das valor a esa frase que te decía la gente: "ya mismo tienes a tu bebé en tus brazos y te mirará". Ahora sé qué significa eso. Antes no sabía qué era querer como lo hago ahora y no valoraba a un ser humano en miniatura mirándote con los ojos como platos al mismo tiempo que hace pompitas con la boca. Y ahora sé cuánto me quiere Mamá Envuelta en Crema (bueno, me quería porque ahora que ha nacido mi bebé, Mamá Envuelta en Crema dice que es su bebé y cuando la veo entrar por la puerta a veces se le olvida saludarme porque se va directamente a comérsela a besos:-) )
Antes el parto me daba pánico y la intención era salir viva de él. Ahora lo concebiría de otra forma, como esa cita a ciegas de la que tantas madres hablan. Lo viviría como un: "te estaba esperando y por fin estás aquí".
12) ¿QUÉ NO OLVIDO?
- La soledad e incomprensión. Sí, claro que me llegué a sentir así.
- El cariño de la matrona. La llevo en el corazón porque supo ponerse en mi piel... su consulta era de los pocos sitios donde encontraba comprensión y no es que yo fuera llorando por las esquinas. Lo llevaba por dentro, pero cuando ella me hablaba encontraba algo que necesitaba.
- Las embarazadas y mamás que conocía en pasillos y ascensores, y ya no volvía a ver más. La barriga de embarazada es un reclamo para iniciar conversaciones y coincidí con todas las que odiaban estar o haber estado embarazadas. Eran momentos en los que me sentía arropada porque mi entorno había tenido embarazos idílicos.
- La mutación corporal (impacta) y el dolor de ombligo cuando se estiró (pensaba que se iba a romper, aunque por fortuna nunca se salió).
- A todas aquellas personas desconocidas que te prestaban su ayuda cuando ibas por la calle con tamaño de una mesa camilla y tambaleándote más que un paso de semana santa.
- A la médico de familia que nos salvó. Si no llega a darse cuenta de la preeclampsia no quiero saber qué podría haber pasado.
- A los sanitarios que me asistieron en el parto... me pregunto dónde dejaron el juramento hipocrático.
- La primera vez que vi a Baby cremosita y me puso un pie delante de la cara... sin palabras. Le toco los pies a diario porque me encantan :-)
- Cómo se ha portado Mamá Envuelta en Crema conmigo durante el embarazo, tras el parto y ahora. Inimitable. Ojalá Baby cremosita pueda decir esto de mí algún día.
- Cómo el Señor Untado en Crema cuidó de Baby Cremosita al nacer, cuando yo no podía levantarme sin ayuda de una grúa y mientras me retorcía de dolor. Y el padre en el que se ha convertido.
- A quienes consideran que Baby Cremosita forma parte de sus vidas. Me encanta que la quieran.
- A quienes puedo llamar AMIGA y con mayúsculas.
- A las amigas que han estado embarazadas al mismo tiempo que yo. La unión hace la fuerza, y sus bebés son tan especiales para mí como Baby cremosita lo es para ellas.
- A mis amigas mamás... fueron una grandísima ayuda (y lo siguen siendo).
- La sonrisa de una farmacéutica adorable que estaba embarazada al mismo tiempo que yo y con la que coincidía a veces. Estábamos casi del mismo tiempo y un día me quedé perpleja porque ya no tenía barriga... y estábamos a mitad de camino. Nunca le pregunté. Era evidente (y me lo confirmaron). Siempre me saluda, me habla con alegría y mira a Baby cremosita para ver cómo va creciendo. Estoy deseando volver a verla embarazada de nuevo... ya te decía que la vida es injusta.
Los pies más bonitos que he visto nunca :-) |
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Nunca llueve a gusto de todos pero quería dejar mi experiencia personal, puesto que siempre se piensa en el embarazo como en una etapa maravillosa en la que se come y se duerme, cuando cada mujer lo vive de forma diferente. Nadie cuenta la parte negativa, aunque la hayan vivido... y está ahí. Claro que está ahí (y mucho más que no recojo en este post), y hay que conocerla para entender muchas cosas y no hablar de manera gratuita sobre las embarazadas. A Baby Cremosita no la cambio por nada del mundo, me ha merecido mucho la pena y volvería a pasar por lo mismo con tal de tenerla conmigo, porque es mi vida y hasta me ha hecho mejor de lo que era. Vivo enamorada de ella. Pero no, no y no me ha gustado estar embazada.
Embarazo y maternidad deben diferenciarse y nunca confundirse. Embarazo y maternidad son tan diferentes...
¿Cómo viviste tu embarazo?
¿Tuviste suerte?
¿Tuviste suerte?
¡Besos!
Otras entradas sobre embarazo:
* Qué cosmética usar durante el embarazo
Muchas felicidades por tu nena, y por el testimonio.
ResponderEliminarCada vivencia es un mundo.
Besos!
Muchas gracias. ¡Muchos besos!
EliminarUna entrada muy bonita,completa y como adviertes, única. Yo tampoco tenía sentimiento maternal (aunque me encantan los niños, soy maestra de Infantil antes que orientadora) y me vino poco antes de tener a mi hija mayor. Y sí, telita con los opinólogos.
ResponderEliminarEn cambio, mis embarazos fueron muy buenos y, aunque mis partos han sido por cesárea y sospecho que podrían haber sido naturales, también fueron buenos en sí mismos y en el posparto. La lactancia fue muy buena también, así que soy consciente de haber sido afortunada en ese sentido.
Un besito!
Confío mucho en los profesionales sanitarios pero no eres la primera que tiene ese sospechas de algún tipo en relación con el parto. Y, sinceramente, es una gran lástima porque consideran a la parturienta como una más, mientras que para nosotras el parto es único. Vamos, que no pasamos por un paritorio a diario y la recuperación luego recae sobre nosotras y mientras... ¿quién se ocupa del bebé? Te mando un fuerte abrazo
Eliminarmi sentimiento maternal antes de tener a mi hijo no pasaba más que por un ratito con los hijos de los demás y ala, para sus padres de nuevo.
ResponderEliminarMe quedé embarazada sin buscarlo y fue lo mejor xq si no nunca hubieramos encontrado el momento
Mi embarazo fue bueno hasta el octavo mes que empezó a subirme la tensión y sólo podía estar en casa tumbada y como tú, con el tensiómetro al lado. Me creó tal trauma que tras el embarazo generé "tensión de bata blanca" y sólo puedo tomarme la tensión en casa tranquila, en cuanto voy a una consulta doy números de ingresarme directamente y no soltarme jamás, así que llevo siempre a cualquier médico mi libretita con los apuntes de casa.
Por lo demás, mi campeón tiene casi 14 añazos y no concibo la vida sin él.
Lo de "ir a por el segundo" se quedó en el cajón del olvido tras la recomendación de varios médicos tras ver el final de mi embarazo
Me ha encantado conocer tu experiencia
¿Un ratito? ¡yo ni eso! pero ahora he empatizado mucho más ;-)
EliminarMe alegro que te supieran recomendar porque pasar por otro embarazo sin estar recomendado hubiera sido un gran riesgo. ¡Muchos besos!
Me ha encantado y emocionado mucho leer tu experiencia. Yo ando cerca de los 32 y estuve un tiempo preocupada por esa falta de "instinto" pero al final estas decisiones hay que tomarlas con la cabeza, porque la única vez que yo sentí eso fue cuando vi nacer a un bebé y yo tenía 24 años... Muchas gracias por compartir tu testimonio, me encantará leer las siguientes etapas si decides escribir sobre ellas. Me ha causado curiosidad saber qué pasó en el parto.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de que a día de hoy estés tan satisfecha y de estéis las dos tan bien.
Un abrazo!
Aún te queda tiempo, pero si no lo ves, ni te lo plantees porque es para toda la vida. ¡Besos!
EliminarMe ha encantado leer tu experiencia y al final me has emocionado :)
ResponderEliminarEstá claro que hay que diferenciar entre la experiencia del embarazo y la de ser madre, yo creo que quien no lo sufre en sus carnes, (un embarazo como el tuyo de complicado), no puede entenderlo. Yo te entiendo porque mi hermana pasó por algo similar en su primer embarazo y la vi pasarlo muy mal, también sufrió durante el parto y el postparto, por lo que ahora yo vivo acojonada por si algún día decido dar el paso, jeje.
Yo la verdad es que pienso de forma similar a ti, los niños no me vuelven loca, aunque tengo sobrinos y los quiero mucho, pero cuando veo que se ponen plastas lo primero que pienso es...yo quiero eso para mi? Mi pareja y yo tenemos claro que queremos tener familia, pero nos da bastante yuyu. Creo que no ha llegado nuestro momento, y si cuando decidamos hacerlo por lo que sea no pudiéramos, pues creo que tampoco lo pasaríamos tan mal. No sé si me explico.
Me alegro mucho de que al final, aunque el embarazo, parto y postparto fueran tan complicados, tu niña y tu estéis tan bien, y doy fe de que es preciosa. Mis mejores deseos para las dos, bueno, para toda la familia. Besotes guapa!
Claro que te entiendo... como que pensaba exactamente igual que tú. Si no podía ser, pues nada, llegaríamos a viejos haciendo lo mismo que hasta la fecha. Y tan felices. Pero queríamos intentarlo porque tener familia era un proyecto común. Sí te aseguro que sola ni se me hubiera pasado por la cabeza porque no tenía ese sentimiento maternal responsable de muchas cosas ;-)
EliminarSi algún día os decidís me encantará conocer a vuestra obra de arte. ¡Muchos besos!
Una gran amiga mía que es puro amor tuvo un embarazo parecido al tuyo. Es la persona más cariñosa que conozco, con un instinto maternal increíble, no solo con sus hijos, con todo el mundo. Tiene bastante sobrepeso y se quedó en nada. Vive a miles de kilómetros de aquí y no pude ayudarla, y no la reconocía en las fotos. Ella tuvo que guardar cama durante medio embarazo. Digo todo esto, porque ahora que se lleva tanto lo de achacar las enfermedades y síntomas a la mente, alguien puede alegar que no tenías instinto maternal y de ahí tu mala experiencia. No tiene nada que ver. Yo tengo dolor crónico muy severo y me dicen que la gran mayoría de mujeres con dolor crónico pasan un embarazo estupendo sin dolor. Yo, después de dos operaciones, muchas pastillas diarias y muchos médicos, te digo que no me creo nada de lo que me dice y menos si empieza por "a la mayoría..." Entiendo perfectamente por lo que has pasado, sobre todo cuando hablas de la soledad y la incromprensión. Yo, para evitar las frases perla, me he convertido en una insociable o en alguien que miente para no tener que dar explicaciones que la gente no comprende. Es muy importante que se den a conocer casos como el tuyo, para que la gente deje de asumir y proyectar ciertas ideas generalizadas sobre el embarazo. Bss
ResponderEliminarDar explicaciones se convierte en un martirio porque por mucho que cuente solo la verdad, quien escucha estará preparado para rebatir, ¡besos!
EliminarA mi nunca me han gustado los niños, ni antes ni ahora, pero adoro a mis hijos. Si tengo sentimiento maternal pero única y exclusivamente por mis hijos, no se si será por mi carácter práctico, jajaja. Un besos
ResponderEliminarMás práctica imposible :-P ¡besos!
EliminarTodo un testimonio, como mujer lo entiendo dentro de que yo aun no he encontrado ese sentimiento maternal ( y a las alturas que estoy espero que no se manifieste ya), nunca he sentido esa necesidad de ser madre ni tener familia. Y como enfermera me come la curiosidad por lo que comentas del parto.
ResponderEliminarAhora a disfrutar de Baby cremosita que es todo un bombón
Un besote
Sentimiento maternal... aún me sigo preguntando qué es cuando no se tienen aún los hijos. ¡Muchos besos!
EliminarQue bonito post! Me recordastes a Kim Kardashian jajajaj segun ella el embarazo es una pesadilla.
ResponderEliminarNo tengo hijos y no tengo ese instinto maternal, sé de lo que hablas pero no puedo dejar de sentir ternura cuando dices que pasarias por todo de nuevo con tal de tenerla. No he pensado en ser mamá pero si lo decido ya sé que mi vida cambiará para bien. Un abrazo y besitos a Baby cremosita
En mi caso pesadilla se queda corto... me entran ganas de llorar. ¡Muchos besos!
EliminarQue gran post, me reafirmo en muchas de las cosas que cuentas y aunque yo no estoy viviendo un embarazo de malestar fisicamente si que existe Esa incertidumbre de no saber que puede pasar al dia siguiente, a esas ecografias en las que no se te quita de la cabeza que algo malo te pueden decir, es una etapa que hay que vivir para entender y que por supuesto que es bonita porque algo tuyo esta creciendo dentro de ti no hay que olvidar que no todo es un camino de rosas, yo todavia no tengo a mi bebe conmigo, ya me queda poquito, me quedo con mi natural miedo al parto, que creo que viene de serie en cualquier embarazada y con la emocion de que pronto " tendre a mi bebe en brazos y me mirará"
ResponderEliminarTú lo has dicho, hay que vivirlo. No es comparable con nada porque la salud entra en juego. ¡Besos!
EliminarPese a que en breve mi intención es ser mamá me ha encantado leer tu vivencia, así estoy preparada para todo lo que pueda venir :)
ResponderEliminarEntonces espero que tengas mucha suerte y que todo salga bien. ¡Besos!
EliminarCada embarazo es un mundo, sí. Los míos fueron bastante buenos, ni un solo vómito ni mareo, lo normal del cambio de peso, así que los recuerdo con ternura y cuando tuve a mi segundo hijo y decidí que me plantaba sí que miraba las barrigas de las embarazadas con pena de saber que no volvería a pasar por esa experiencia.
ResponderEliminarY en cuanto a mis partos, el primero fue peor, unas contracciones tremendas y un postparto muy largo y complicado (del que apenas me acuerdo ya), pero el segundo vino rodado y la recuperación fue rapidísima.
Te deseo un embarazo y un parto como el último que yo tuve y que puedas disfrutar plenamente de la experiencia.
Besis
Si pasara por lo mismo, ojalá fuera un camino de rosas para disfrutar y verme pintando las paredes del dormitorio ;-)
EliminarAún no echo de menos la barriga... Quería Baby cremosita conmigo, donde yo pudiera verla :-P ¡besos!
Felicidades guapa, y muchos besitos a esa preciosidad de la casa.
ResponderEliminarMuchas gracias :-)
EliminarQue buena y completa descripción has hecho y por lo que veo tu hija está preciosa.
ResponderEliminar¡Mil gracias! besos :-)
EliminarQue bien te expresas chiquilla,ciertamente es políticamente incorrecto hablar mal del embarazo,pero las que no creemos en los cuentos de princesas relatamos la verdad y a quien no le guste que no escuche.Yo he tenido dos embarazos y si no fuera por el "Gran Premio" al finalizar no se podría soportar ni física ni mentalmente,ahora soy abuela y entiendo a tu madre perfectamente,te adora pero...esa bebita es un iman que te atrae y no puedes mirar nada más.Felicidades a toda la familia,besos guapa
ResponderEliminarMamá Envuelta en Crema la adora y la quiere con toda su alma. Y eso a mí me llena por dentro y más pienso que ha merecido la pena. ¡Muchos besos!
Eliminar¡Enhorabuena! Esa niña va a crecer hermosa y por mucho que te haya ido mal en el embarazo vas a darle todo el cariño del mundo y va a sacarte la mejor de las sonrisas y los mejores momentos de la vida (también las preocupaciones, cierto).
ResponderEliminarYo también he sido mamá recientemente y, aunque me incluyo en los embarazos idílicos de los que hablas, si que comparto contigo ciertos puntos como el tema de la incompresión, por ejemplo.
Y al tema de los comentarios, que se metan la lengua en el culete, que opinar a veces es gratis y casi en la mayoría de los casos, desafortunado.
Un besote!
Es una etapa muy complicada, a nivel emocional y físico. La salud está en juego y es una realidad. Está muy bien que no te traten como a una enferma pero tampoco es normal el nivel de exigencia y comentarios que deberían estar penados con cárcel :-P jajaja ¡besos!
EliminarDesde hace meses tengo escrita una entrada contando también mi embarazo (en septiembre verá la luz) un poco según iban pasando los meses y que experiencia tan diferente tenemos... aunque entiendo tu postura, se que tuve mucha suerte de poder disfrutar mil cosas, pero al final todas somos unas campeonas, con lo que nos llevemos a la espalda y cuando vemos a los pequeños todo cambia un poco y con el tiempo, si no se olvida, es cierto que duele menos.
ResponderEliminarEl haberme sentido bien no quita para que también me haya sentido mal en ciertos momentos, sobre todo en el pos parto.
¡Un besote!
Estoy deseando leerte :-) ¡besos!
Eliminarme ha encantado la sinceridad y la visión real de un embarazo, porque parece que todo el mundo luce genial la vida es bella el embarazo genial etc etc
ResponderEliminarno tengo hijos, no tengo instinto, y ya no los voy a tener, pero me gustan un ratito los de los otros y soy la mejor con mas paciencia y cariño hacia ellos
Es que si no luces genial parece que te señalan... no sé a quién se le ocurrió decir por primera vez que todo era tan maravilloso...
Eliminarla verdad es que me ha encantado leerte!
ResponderEliminaruna vision realista y completa! besitos! y gracias por compartirla!
¡Muchos besos!
EliminarNo había leido ésta entrada. No sabes bien cómo me ha emocionado. Gracias por abrir tus sentimientos con nosotras. Seguro que ésta entrada ayuda a muchas personas que se sientan como tu y les de miedo , ya que se tiende a juzgar ese sentimiento acerca de los niños. Cada persona y embarazo es un mundo distinto. Baby Cremosita es preciosa 😍😍 Muchos besos !!!!
ResponderEliminarBaby cremosita es mi vida :-) ¡besos!
EliminarQue entrada tan emocionante (especialmente me ha emocionado mucho la parte 12 y tu empatia con la farmacéutica, esas cosas me tocan mucho la patata, de verdad, el destino no tendría que ser así). Enhorabuena por esa Baby preciosa.
ResponderEliminarJamás he tenido instinto maternal, no sé lo que es y desde hace muchos años ya decidí que no sería madre.
Un beso.
No voy a entrar en detalles, bastará que te diga que solo tengo una hija. Con eso lo digo todo.
ResponderEliminarEnhorabuena!!! Estamos algo desconectadas después del verano y ha sido una alegría. Verás como todo va genial, nos encanta tu post porque no siempre es perfecto y también hay que decirlo. Un beso trendy
ResponderEliminarTrendy Girls 10
Me quedé leyedo tu blog (buscaba algo de Mac) y me encantó, luego llegué a este post. Aun no he sido mamá, y estoy cerca de los 38 y quizas algun día me interese! respondiste muchas dudas. pero tengo otras que no te han preguntado. Que productos de belleza tuviste que dejar de usar en el embarazo? Se de una amiga que renuncio por todos esos meses al acido hialuronico en las cremas. Y vos? gracias!
ResponderEliminarPerdona que te responda ahora pero no recibí la notificación de tu mensaje. Tengo un post en el blog sobre la cosmética que usé durante el embarazo. Mil besos
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